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El SEÑOR Dios[a] me abrió el oído, y no fui rebelde ni me volví atrás. Entregué mis espaldas a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. No escondí mi cara de las afrentas ni de los escupitajos. Porque el SEÑOR Dios[b] me ayuda, no he sido confundido. Por eso puse mi rostro firme como un pedernal y sé que no seré avergonzado.

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Footnotes

  1. Isaías 50:5 Según Rollos MM; TM, escogido.
  2. Isaías 50:7 Según LXX; heb. omite mi nombre.